sábado, 4 de junio de 2011

Llegó el campeonato esperado

Finalmente, el título se quedó en manos de Atlético de Rafaela. El mejor equipo de la B Nacional se quedó con una merecida victoria por 1-0 frente a Unión con un gol de Lucas Bovaglio desde el punto penal y agregó la frutilla al postre.
El partido comenzó unos minutos más tarde debido a el gran recibimiento que tuvo el local por parte de su gente y el terreno de juego se colmó de papelitos. Durante los primeros instantes el trámite del cotejo era parejo, con Atlético bien parado en el medio y haciendo circular la pelota. A los 5 minutos la visita tuvo la primera llegada clara. El goleador del campeonato César Carignano cabeceó un centro enviado por Aguirre y Limia reaccionó de buena manera con un manotazo por encima del travesaño. El conjunto rafaelino iba en busca de la primera emoción. Se juntaron Castro y Aguirre y éste último asistió con gran clase a González, que encaró y definió cruzado. El remate se fue desviado pero el ya ascendido buscaba más e inclinaba la cancha.
La apertura del marcador llegó. Federico González fue tomado por Cárdenas hasta que lo derribó y Beligoy pitó la pena máxima. El capitán Lucas Bovaglio lo convirtió en 1-0 pero el árbitro hizo patearlo nuevamente por una clara invasión de Zbrun. Fue el central otra vez y con un disparo hacia el centro del arco, infló la red. El cero se quebraba merecidamente para Atlético. Los minutos siguientes se siguieron jugando en campo de Unión. A los 31, González habilita a Castro, que mete un centro-pase a la cabeza de Carignano. El centrodelantero metió el frentaso pero encontró bien parado al uno local. Cuando Rafaela era mejor, debió salir Germán Cáceres por una molestia en el isquiotibial izquierdo, dejando su lugar al joven Fissore. Unión jugó los últimos minutos de la etapa incial lejos del arco de Sara, que no tenía intervención en el juego hasta que Velázquez remató desde lejos y débilmente. El pitazo llegó y Atlético se fue al descanso arriba en el tanteador. Hasta acá, victoria merecida. Unión estaba desconcertado y muy nervioso luego del gol.
En el inicio del segundo tiempo, Unión salió a empatar el partido. Una buena jugada llegó al área de Sara y cuando Quiroga definía apareció desde atrás Juan Fernández arrojándose al suelo y tapando el remate. Al minuto 7, Aguirre trepó como en todo el encuentro por izquierda y mandó el centro a la cabeza del goleador del torneo. El nueve golpeó el balón pero nuevamente a las manos de Limia, desatando el fastidio de éste con su defensa por la libertad en la cual llegó. Al rato nomás, Carniello debió salir con una molestia en el izquiotibial derecho en este caso, ingresando Franco a la sólida defensa del puntero. En ese instante, también entró Zárate por Zurbrigen. El tanque Tatengue recibió sólo un centro a los 17 min. pero la tiró por arriba del travesaño. Lejos, muy lejos. Pero fue la más clara de Unión en el partido. En la jugada siguiente, cuando el ex delantero de Independiente se iba por la línea del lateral, fue derribado por Juan Pablo Cárdenas. Beligoy lo amonestó y tuvo que expulsarlo ya que tenía amarilla por el penal realizado. Peor panorama imposible para el loca. Un gol abajo y un jugador menos. A los 38, Manara puso su cabeza luego de un tiro de esquina y el arquero menos vencido del certamen reaccionó de gran forma con una tirada "para la foto". En tiempo de descuento, González quedó sólo con Alejandro Limia y definió bien, pero la pelota pegó en el palo y se fue por el costado.
El final llegó y el merecido campeón comenzó a festejar. Festejo que no pudo hacerse. ¿Por qué? Por un hecho lamentable por parte de los propios jugadores de Unión que fueron a la mitad de la cancha y comenzaron a empujar a sus rivales. Gente que nada tiene que ver con el espectáculo también increpó a los campeones. Y para redondear el lamentable episodio, cortaron la luz del estadio. Sí, tal cual leés. Un aberrante hecho por parte de los responsables de la iluminación hicieron que todo se descontrolara aún más. Los deportistas y cuerpo técnico de Atlético debieron comenzar a correr en busca de la entrada a los vestuarios, cuando toda la platea le tiraba proyectiles. Por suerte, no hubo que lamentar lesionados. Pero la violencia en el fútbol argentino continúa. Y que un equipo no pueda festejar dentro de la cancha un ascenso es angustioso, desesperante y deplorable.
Lo importante es que el logro se cumplió y Atlético Rafaela ascendió a Primera y coronó su ascenso con una estrella más para su escudo. Rafaela está de fiesta y espera la llegada de sus héroes que festejarán durante esta noche en su estadio. Merecido ascenso del equipo que mejor hizo las cosas durante este torneo y de un club a imitar por muchos en el futuro.

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